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Psicología y Psiquiatría


Alteraciones nerviosas y fitoterapia

La lista de plantas medicinales útiles en los diversos problemas nerviosos es muy larga y por este motivo sólo vamos a citar aquellas plantas consideradas como de uso libre, que no requieren prescripción médica.

Ciertamente hay plantas mucho más potentes, algunas de las cuales merecen el calificativo de drogas, por no ser legal su uso. Determinadas plantas sedantes, como la adormidera o la marihuana, o potentes estimulantes, como por ejemplo las hojas de coca, podrían tener su utilidad dentro de la terapia psiquiátrica si no fuera porque constituyen un problema de salud pública por motivos bien diferentes.

Aunque la mayoría de las plantas que citaremos tienen una acción conjunta de tipo antiespástico, sedante e hipnótico, vamos a dividirlas en varios grupos según su acción principal.

Espasmolíticos

Agripalma (Leonurus cardiaca).

Es una planta originaria de Tartaria, pero que hoy en día se encuentra extendida por todo el continente eurasiático. Si bien su acción principal no se ejerce sobre el sistema nervioso, sí tiene un discreto efecto sedante y antiespástico que puede ser de utilidad en caso de dolores menstruales y alteraciones ginecológicas debidas a un exceso de tono neurovegetativo. Su acción posiblemente se debe a un alcaloide que contiene, denominado leunucardina o estaquidrina.

Espino albar (Crataegus oxyacantha y C. monogyna).

El espino blanco es una planta con un efecto sedante, especialmente efectivo en alteraciones del sistema nervioso vegetativo, ya que reduce la actividad del sistema simpático. Se puede catalogar tanto de sedante como de antiespasmódico porque al reducir la actividad simpática, reduce el riesgo de presentar espasmos. Es un arbusto muy rico en flavonoides y ácidos triterpénicos, bastante frecuente en las zonas montañosas de la Península Ibérica, denominándose popularmente espino majuelo. Existen dos especies medicinales (Crataegus oxyacantha y C. monogyna), siendo indiferente que se utilice una u otra, aunque en las farmacias casi siempre se usa la especie oxyacantha.

Melisa (Melissa officinalis).

La melisa desprende un intenso aroma a limón y tiene unas hojas que recuerdan las de la menta; se denomina también 'citronela'. Parece ser que su actividad antiespástica y sedante está ligada a la presencia en su aceite esencial de compuestos terpénicos. Se utiliza en casos de insomnio, como tranquilizante general y en el tratamiento de dolores con componente nervioso, como el dolor de muelas, menstrual o de cabeza. Además, por su agradable sabor se utiliza para mejorar el aroma de numerosas tisanas tranquilizantes y antiespasmódicas

Sedantes

Avena (Avena sativa).

La avena, tanto en forma de alimento como de medicamento (tintura elaborada a partir de la paja de avena) es un remedio suave e inocuo con una acción especialmente sedante, debida posiblemente a la presencia de un alcaloide indólico denominado trigonelina. Se recomienda en casos de insomnio y nerviosismo. Se puede utilizar como alimento, añadiéndola al muesli o a la sopa o en forma de papillas o albóndigas vegetales, como medicamento en forma de baños (se pueden preparar hirviendo medio kilo de harina de avena en agua y añadiendo el líquido a la bañera) o por vía interna en forma de tinturas. No tiene dosificación como alimento. Además de ejercer un efecto sedante, es fortificante por ser uno de los cereales más nutritivos, con un alto contenido en grasas de alta calidad biológica.

Azahar (Citrus aurantium var. amara).

El azahar genuino no es otra cosa que las flores del naranjo amargo, aunque en muchas ocasiones se utilizan también las del naranjo dulce. Tiene un agradable sabor, discretamente amargo, que recuerda pero no iguala al intenso perfume de los naranjos en flor. La acción del azahar es sedante, espasmolítica y aromática (da buen sabor a las infusiones). Se puede tomar tanto en infusión como en forma de agua de azahar (agua destilada de sus flores), que se puede añadir a tisanas con mal sabor, como las que contienen valeriana.

Centranto (Centranthus ruber).

El centranto también se denomina valeriana roja. Botánicamente tiene bastante que ver con la valeriana genuina, ya que también pertenece a la familia de las valerianáceas y se utiliza su raíz, que sin embargo no tiene el mal sabor de la Valeriana officinalis. Se trata de una planta muy común en jardinería, que se utiliza habitualmente como planta ornamental debido a la belleza de sus pámpanos florales de color rojo violáceo. Contiene, al igual que la valeriana, una notable cantidad de valepotriatos y una sustancia similar a éstos denominada 'halazucrona'. Tiene un efecto muy similar al de la valeriana, aunque con una actividad mucho menor y con nula toxicidad.

Lúpulo (Humulus lupulus).

El lúpulo es aquella planta que da el sabor amargo a la cerveza y cuyos frutos están protegidos por unas brácteas que forman los denominados 'estróbilos', la parte medicinal de la planta (que también es la que se utiliza en la fabricación de la cerveza). Estos estróbilos segregan una resina denominada lupulino, que aún tiene mayores propiedades terapéuticas. El lúpulo es básicamente sedante y anafrodisíaco (calma el apetito sexual) por su alto contenido en lupulona y humulona; su actividad sedante parece estar estrechamente relacionada con la que ejerce la marihuana, una planta que pertenece a la misma familia que el lúpulo, la de las cannabináceas. Sin embargo, el lúpulo es prácticamente atóxico incluso a dosis elevadas y no tiene el poder narcótico de la primera. Se recomienda especialmente en casos de ansiedad, insomnio, irritabilidad y fatiga debida al estrés.

Nenúfar (Nymphea alba, N. odorata).

El nenúfar de los estanques es una planta conocidísima y originaria de todas las zonas templadas y semicálidas del hemisferio norte. Se utiliza básicamente su raíz y en menor medida sus flores, que son ricas en alcaloides como la ninfalina y la tiobufaniridina. Se utiliza como un buen sedante nervioso en casos de irritabilidad, ansiedad e insomnio.

Pasiflora (Passiflora incarnata, P. caerulea).

Poca gente sabe que la fruta exótica maracuyá (también denominada 'fruto de la pasión') procede de un tipo de pasiflora (otros tipos de pasiflora producen otras frutas tropicales como la granadilla). Existen numerosas clases de esta planta, pero las consideradas como medicinales son las dos citadas. Es sedante y tranquilizante. No se ha encontrado una actividad similar en los frutos.

Tila (Tilia spp.).

¿Qué se puede decir de la conocidísima tila que no se haya dicho ya? El tilo es un gran árbol que puede alcanzar los 35 m de altura y del cual existen muchas variedades; todas ellas medicinales en principio, si bien las subespecies Tilia cordata y Tilia platyphyllos son las más utilizadas. Se utilizan las brácteas que protegen las flores, una especie de hojuelas más o menos duras y de color más claro que el resto de hojas del árbol, que tienen mayor actividad que las propias flores.

Es la más popular de las plantas con acción sobre el sistema nervioso y ejerce un efecto mayoritariamente sedante. Sin embargo, hay personas (pocas, por cierto), que dicen que la tila aumenta su nerviosismo y que les produce insomnio. Esto es debido básicamente a que la tila no tiene prácticamente ninguna acción hipnótica y sólo mejora el insomnio causado por la ansiedad.

Hipnóticos

Amapola (Papaver rhoeas).

La humilde amapola también tiene un efecto sedante e hipnótico, debido a que pertenece a la familia de las papaveráceas, en la cual también está la adormidera, la planta que produce el opio. El término rhoeas significa 'errático' e indica que la amapola crece por doquier, casi como una mala hierba que invade todo tipo de cultivos y márgenes de caminos. Aunque una de sus principales acciones es calmar la tos (debido a su contenido en codeína o alcaloides similares como la rheadina y la hidrastina), hay que recordar que la calma porque seda los centros nerviosos que la provocan. Se utilizan sus pétalos, que se pueden recoger en grandes cantidades en primavera y que conferirán un bello color a las infusiones por su alto contenido en antocianidinas.

Amapola de California (Eschsoltzia californica).

La amapola de California es una bellísima planta oriunda, como bien dice su nombre, de Norteamérica, pero que cada vez se ve más en parques, huertos y jardines debido a su importantísima capacidad de propagación. Tan conocida es en California que forma parte del escudo de ese estado norteamericano. Se utiliza la planta entera, rica en alcaloides quinoleicos de tipo fenantrénico (protropina, criptoprina, aloprina, etc.), de estructura parecida a la morfina, pero sin sus inconvenientes efectos secundarios. Es tan inocua que se puede usar incluso en niños de corta edad. Tiene una actividad tranquilizante, discretamente soporífera y espasmolítica.

Lechuga salvaje (Lactuca virosa).

La lechuga alimentaria tiene un efecto sedante, aunque muy discreto. La lechuga salvaje, que crece espontáneamente en las cunetas y márgenes de caminos, es aún mejor. Antiguamente se usaba el denominado lactucario, que se recogía de manera similar al opio y que también tiene propiedades sedantes, aunque evidentemente sin que se puedan comparar en potencia o en capacidad adictiva. Para obtener el lactucario se seca la lechecilla que rezuma la lechuga (de ahí deriva su nombre), hasta que toma una consistencia de fino polvillo. Hoy en día es difícil encontrar esta preparación, pero si tenemos tiempo, la podemos hacer en casa. Su propiedad sedante y discretamente hipnótica es debida a su contenido en lactonas sesquiterpénicas y especialmente a alcaloides como la lactopicrina.

Loto (Lotus corniculatus).

El loto es una planta pequeña que crece en los tejados y rocallas con unas flores de color amarillo oro; algunos lo llaman 'trébol cornudo'. Es una planta común en Europa, Asia y norte de África. Se trata de un excelente sedante y espasmolítico, con nula capacidad adictiva y que puede ser muy útil para inducir el sueño.

Valeriana (Valeriana officinalis).

Es una de las plantas más conocidas en el tratamiento de las afecciones nerviosas desde hace bastantes siglos. Es originaria de Europa, pero crece en otros lugares del mundo. La valeriana contiene especialmente valepotriatos y baldrinal, responsables mayoritariamente de su acción terapéutica. El inconveniente es su intenso olor, que empieza a desprenderse minutos después de arrancar la raíz y que se debe a la degradación de algunos de sus principios activos que pasan a formar ácido isovaleriánico. Este olor, que repele a la mayoría de las personas, es intensamente atractivo para los gatos, lo que le ha merecido la apelación en algunos lugares de 'hierba de los gatos'. Los romanos denominaron a esta planta phu, que podría significar algo así como 'puf' o 'puaj', onomatopeya del asco.

Sin embargo, su mal olor es sinónimo de efectividad terapéutica; si no huele mal no funcionará. Por su mal sabor se suele tomar en comprimidos. Si la tomamos en tisana la dejaremos reposar un buen rato, ya que de esta manera se desprenden mejor los valepotriatos y se enfría, con lo que su sabor es menos repelente. Pero nunca estará de más mezclarla con plantas de agradable sabor como la melisa o la manzanilla.

Antidepresivos

Cálamo aromático (Acorus calamus).

Se trata de una planta conocida desde la más remota Antigüedad. Aparece citada en el Antiguo Testamento en boca del profeta Isaías, quien la denomina 'caña dulce'. El aceite esencial tiene un efecto antiespasmódico y tranquilizante discreto, debido posiblemente a su contenido en asarona (trimetoxipropenilbenceno). También tiene un notable efecto antidepresivo que se ha comparado al de la clorpromazina, un fármaco sintético de uso relativamente habitual en psiquiatría; se usa en muchas mezclas de tisanas tranquilizantes.

Hipérico (Hypericum perforatum).

Es una de las plantas más conocidas por sus virtudes antidepresivas y tiene numerosas utilidades en el campo de la dermatología y en el tratamiento del dolor y de las heridas. El hipérico es especialmente útil en los casos de astenia (fatiga, falta de energía), frecuente al iniciarse la primavera. Su acción como antidepresivo no es inmediata, sino que tarda como mínimo dos o tres semanas. Sin embargo, esto no es nada extraño ya que incluso los más potentes fármacos de síntesis usados como antidepresivos tampoco tienen un efecto inmediato.

Romero (Rosmarinus officinalis).

El romero no tiene una acción antidepresiva específica; se trata de un tónico general que ayuda a combatir la fatiga propia de los procesos depresivos. Podemos tomar tisanas o miel de romero, dura y completamente blanca o de color crema claro y una de las más apreciadas.

Ansiedad
La angustia y la ansiedad son inherentes a la especie humana y, en muchos casos, incluso son el motor esencial de las actividades vitales. Desde un punto de vista psicológico, podríamos decir que la angustia es un estado pasajero, mientras que la ansiedad es más una forma de ser, un problema de tipo crónico. La ansiedad es un estado patológico con una serie de síntomas como irritabilidad, intolerancia a ruidos fuertes o incómodos, pérdidas de memoria, tensión muscular, déficit de concentración, dolor de cabeza, vértigos, desvanecimientos, y dolores localizados en cualquier parte del cuerpo y que aparecen en cualquier momento del día o de la noche.

La angustia y la ansiedad son, pues, dos procesos en un mismo camino. Si bien los fisiólogos las diferencian, lo cierto es que la primera, cuando se da de forma continuada, conduce a la segunda. Hay personas que están permanentemente angustiadas. Todos conocemos a alguna de estas personas, cuyo prototipo es la madre preocupada por sus hijos, sus familiares y hasta por los vecinos. Sin embargo, la ansiedad, aunque se manifiesta predominantemente en el sexo femenino, no es ni mucho menos patrimonio de las mujeres. Los hombres la suelen tener, pero debido a las circunstancias culturales, suelen esconderla (y escondérsela a sí mismos) de forma habilidosa, dando una impresión de puertas afuera que no se corresponde para nada con la realidad.

La ansiedad se caracteriza por alteraciones en el sistema nervioso vegetativo, en especial por un aumento de tono del sistema nervioso simpático, que actúa como un pedal acelerador de casi todas las funciones orgánicas. Esta aceleración muchas veces no se manifiesta físicamente, sino por la rapidez de los procesos mentales, que causa dificultades para concentrarse en un tema determinado.

Cuando la ansiedad aumenta, se producen 'crisis de nervios', en las que puede haber una pérdida del autocontrol, con agitación, pulsiones y reacciones excesivas ante problemas más o menos enervantes.

Estrés

Estrés y ansiedad van usualmente unidos, pero el estrés no es en sí nada malo, sino el esfuerzo de adaptación del organismo a los esfuerzos que el medio ambiente solicita. Curiosamente, el término 'estrés' se desarrolló primero en la física de los materiales para definir la sobrecarga a la que estaba sometida una sustancia y a su resistencia a ella. Los primeros que pronunciaron este nombre dentro de la medicina fueron tachados de visionarios. Quizás hoy en día haya pocas palabras tan usadas y comprendidas para definir un problema de salud.


El estrés humano es el esfuerzo que realiza el organismo para poner a disposición del cuerpo la energía necesaria para afrontar un factor agresivo. Sin embargo, éste se puede volver contra nuestro equilibrio psíquico cuando los condicionamientos sociales impiden que se desarrolle o exprese libremente. Es en estos momentos cuando puede aparecer la fatiga, el cansancio, el insomnio o la depresión.

Quizás una de las primeras cosas que hay que hacer para combatir o neutralizar el estrés, es relativizar la importancia de las cosas. Las personas más responsables y trabajadoras son las que con mayor frecuencia sufren las consecuencias del estrés. También es cierto que muchas ocupaciones laborales de hoy en día basan gran parte de su productividad en la creación de un estrés, diríamos que innecesario. Profesiones como cambistas de bolsa, médicos de hospitales, conductores o ejecutivos de grandes empresas (por citar algunas de las más representativas), se someten constantemente a grandes dosis de estrés. Sin embargo, hace falta también un terreno o predisposición especial para acabar siendo una persona estresada; no todo el mundo se estresa ante una misma situación.

¿Enfermedades Psicosomáticas?

Hace algunos años tuvo gran auge la expresión 'enfermedad psicosomática', que trataba de designar aquellas enfermedades que, sin ser enfermedades propias del tejido nervioso, afectaban a órganos y sistemas diferentes, a causa de un desarreglo neural. Quedaba mucho mejor decir 'tú tienes una enfermedad psicosomática' que decir 'todo lo que tienes son nervios o imaginaciones tuyas'. En las facultades de medicina se enseña que del cincuenta al setenta por ciento de las enfermedades observables son de tipo psicosomático. De hecho, si aceptamos la unidad del cuerpo humano, deberemos concluir que todas las enfermedades (exceptuando los accidentes o las debidas a causas ajenas al propio organismo) son de tipo psicosomático, en mayor o menor grado.

'No hay enfermedades, sino enfermos', afirmó Hipócrates, y aunque es innegable que existen entidades como el asma, la úlcera gástrica o la histeria, cada una de ellas presenta expresiones diferentes en uno u otro enfermo.

En medicina se emplea mucho el término 'efecto placebo'. Se denomina efecto placebo al efecto positivo o negativo producido por un tratamiento que, aparentemente, no ejerce ningún efecto sobre el organismo; este efecto está relacionado con la disposición mental del paciente hacia el tratamiento. El Departamento de Farmacología de la Universidad Autónoma de Barcelona (España) realizó un experimento interesante: dio a los enfermos ingresados unas cápsulas que no contenían ningún fármaco; momentos después, pasó una enfermera avisando a los enfermos de que se habían equivocado de medicación y que las cápsulas les podrían ocasionar vómitos; al cabo de un rato, la mayoría de los enfermos tuvieron náuseas y vómitos. Este experimento, como ejemplo extremo, demuestra la capacidad de autosugestión y autodominio de que es capaz el ser humano. La confianza en la curación y el deseo de que ésta se realice, así como la familiaridad y amistad con el médico, son la mejor medicación que se pueda tomar.

La buena disposición mental no sólo influye en la curación, sino también en la prevención de las enfermedades. Una máxima naturista importantísima dice: 'Las enfermedades no se cogen, las construimos con nuestra forma de comer, actuar, pensar y vivir'. Si llevamos en nuestro interior la angustia, el odio, el rencor y el resentimiento, no podremos construir un cuerpo sano. La máxima cristiana de 'Ama al prójimo como a ti mismo', se puede aceptar incluso desde un punto de vista egoísta, pues el amor en nuestro interior fomenta la propia salud.

Según los datos antes mencionados, podemos afirmar que del cincuenta al setenta por ciento (como mínimo) de todos los padecimientos, pueden ser influenciados benéficamente por una actitud mental armónica y positiva.

Los trastornos psíquicos

Aunque los avances farmacológicos relacionados con trastornos de tipo psíquico son notables, no son menos importantes las tendencias en psicología humanista que favorecen un mayor respeto y cuidados personalizados. 

¿Conviene tomar medicamentos?

He aquí uno de los grandes dilemas del naturismo ante las enfermedades nerviosas. En ocasiones se nos presenta la medicación de la medicina oficial como un remedio aparentemente fácil para problemas que parecen tremendamente complejos, pero cuando se toma la medicación durante un tiempo nos damos cuenta de que ésta tampoco es la solución a los problemas, sino que como máximo es un parche a sus consecuencias. Sin embargo, hay que romper una lanza en favor de las medicaciones no naturistas, ya que en algunos casos la alteración nerviosa es tan fuerte que se hace necesario su uso, a pesar de ser medicaciones fuertes y con notables efectos secundarios. Pero estos casos, como los cuadros de psicosis o de neurosis graves, no son tan frecuentes como se podría suponer.

Con demasiada frecuencia vemos que se recetan a la ligera potentes medicaciones antipsicóticas, que en la mayoría de las ocasiones son rechazadas incluso por el mismo enfermo, ya que producen sequedad de boca, somnolencia e incluso alteraciones más importantes. En casos de psicosis maníaco depresiva, esquizofrenia o neurosis graves hay que ser muy precavido antes de modificar una medicación de este tipo. Sin embargo, también con frecuencia los psiquiatras tienden a sobremedicar para asegurarse la reacción del medicamento. Si, por ejemplo, comparamos la potencia farmacológica de un Valium con la de la valeriana, veremos que la del Valium es enormemente superior, pero superior en potencia no quiere decir necesariamente mejor en todos los casos. En los casos graves se necesita un control médico y psicológico o psiquiátrico, teniendo en cuenta que todas las otras medidas naturistas siempre son de utilidad para poder reducir una medicación usualmente excesiva, aunque con frecuencia también indispensable.


La psicoterapia

Una visita al psicólogo no estará nunca de más si nos vemos incapaces de superar el problema por nosotros mismos y muy especialmente si tenemos un problema depresivo, en el cual más que nunca hace falta comunicación. A diferencia de los psiquiatras, cuya medicación principal la constituyen los fármacos -e insistimos en que muchas veces son necesarios-, los psicólogos utilizan básicamente la charla y la palabra como agentes terapéuticos; en muchas ocasiones nos pueden ayudar a comprendernos a nosotros mismos, ya que quizás sea éste el problema principal que tienen las personas aquejadas de un problema nervioso. El psicólogo nos enseñará a comprender cuál es nuestro problema, cuál es su relación con nuestro carácter y cómo podemos controlarlo o intentar superarlo.

Para que la consulta con un psicólogo sea positiva tiene que establecerse una buena comunicación, una buena relación interpersonal, ya que por muy ilustrado y bueno que sea el profesional, si al paciente no le cae bien o encuentra que su visión del mundo choca con sus inquietudes, pueden producirse bloqueos que anulen o reduzcan la efectividad terapéutica. Por ello, no deberemos buscar al mejor psicólogo, sino a aquél o aquélla que creamos que nos puede ayudar más.

Por otra parte, existen una serie de tabúes con respecto a la visita psicológica. Mucha gente asume que ir al psicólogo es cosa de personas que están 'majaretas' y aunque en ocasiones pueda ser así, no lo es en la gran mayoría de los casos.

La dieta

Está comprobado que la dieta influye notablemente en la conducta cerebral. Los neurotransmisores, sustancias que regulan, modulan y distribuyen el impulso nervioso, están directamente influenciados por los alimentos que tomamos. Los principales neurotransmisores son la serotonina, la dopamina, la epinefrina y la norepinefrina. Si el cerebro produce serotonina, la tensión cede y se produce una sensación de calma, si secreta dopamina o norepinefrina, sucede el hecho inverso. La ingestión de hidratos de carbono parece tener un efecto calmante sobre el cerebro, mientras que las proteínas parecen ponerlo en tensión.

El consumo de grasas es de gran importancia para el buen funcionamiento cerebral. Las grasas poliinsaturadas de alta calidad (presentes en el aceite de oliva virgen, los frutos secos y especialmente nueces y piñones, el aguacate, los aceites de borraja o de prímula y el salmón) son recomendables, mientras que las saturadas o industrializadas (hamburguesas, patatas fritas, bollería, embutidos, etc.) provocan una tendencia al torpor mental, a la irritabilidad y, debido a que reducen la fluidez de la sangre, que en fases más evolucionadas conduce a la arteriosclerosis, hacen que llegue menos sangre al cerebro.

                                                                                                           
Consejos generales de utilidad para escoger nuestros alimentos
Consumir una buena cantidad de frutas y verduras frescas, de la estación. Los alimentos frescos, vivos, de la zona en la que vivimos, son altamente tonificantes y reconfortantes para el cuerpo y el espíritu. Si encontramos que nos falta vitalidad, debemos tomarla de alimentos en su estado original, o sea, frescos (recién recogidos o como mínimo con una frescura aceptable) y crudos, ya que si los cocemos, matamos la vida que tienen. 
El concepto de vida o vitalidad es imposible de medir con aparatos y por ello no se le ha dado nunca la debida importancia.
Ciertos suplementos alimentarios pueden ser de gran utilidad para la correcta nutrición cerebral, como por ejemplo la levadura de cerveza, que es rica en vitaminas del grupo B. También son adecuados los cereales germinados.
La avena es un cereal altamente nutritivo, quizás de los más ricos en grasa y además tiene un efecto sedante, tanto a nivel nervioso como del sistema digestivo. Los problemas nerviosos suelen acompañarse de ansiedad (incluso en los estados depresivos en los que externamente hay poca actividad). Por ello la avena es un remedio simple, inocuo y de excelente sabor para reconfortar a quienes padecen de los nervios.
Ciertos alimentos deberían reducirse notablemente o suprimirse de la dieta, como el café, el chocolate, los alimentos preparados (con conservantes, colorantes, etc.), la salsa de soja industrial, los extractos de carne (cubitos, sopas preparadas) o los edulcorantes.

La actividad mental como factor de salud
El desarrollo armónico y adecuado de todas las funciones del cuerpo humano es el mejor seguro de longevidad y salud que se pueda tener. La función celular normal se pierde durante las enfermedades, los estados de malnutrición, factores genéticos, etc. Una alimentación adecuada y el mantenimiento de una actividad intelectual y espiritual permanente puede impedir la decadencia senil. Pero, también la actividad física es importante, ya que el deporte es un medio que ayuda al hombre a encontrar y guardar su equilibrio, como un factor de expresión de la personalidad; atendiendo en definitiva a la armonía del ser.

La jubilación prematura, que supone una jubilación del trabajo, pero también una jubilación de las actividades consideradas normales entre las personas adultas, ocasiona a la larga un prematuro envejecimiento cerebral y consecuentemente, una demencia senil. Es muy penoso observar cómo la jubilación laboral supone también, en la mayoría de los casos, una jubilación de la actividad mental.

                                                                                                           
Bibliografía: Atlas de anatomía: Mosby